Servir seriamente
A lo largo de mi carrera me he encontrado con muchas personas que me han transmitido que para ellos evangelizar o servir a la Iglesia es casi un favor que están haciendo a Dios. Al ser un proyecto católico, actúan con una mentalidad de "como esto es católico, me relajo porque Dios es bueno y no me juzga". No lo dicen directamente, pero actúan como tal.
Esta actitud es bastante preocupante, teniendo en cuenta que estamos hablando de construir proyectos que apoyen la tarea evangelizadora que el día de mañana continuarán nuestros hijos. Tenemos el deber de hacer todo lo posible para que ellos puedan seguir expandiendo el mensaje de Cristo al mundo entero. Y más ahora, que los tiempos que corren no son demasiado buenos.
Además, la persona que decide poner sus dones al servicio de la evangelización tiene el deber de hacerlo de la mejor manera posible. No porque lo diga yo, sino porque hoy en día los proyectos de ahí fuera tienen un gran nivel tecnológico y de conocimiento. Sencillamente, o estás o no estás.
Debemos comenzar a servir a Dios de manera más seria, tomándolo como si nuestra vida dependiera de ello. Acuérdate de la parábola de los talentos. Quien enterró sus talentos lo hizo por miedo a fracasar, y todos sabemos que ningún miedo viene de Dios. Entierra tus miedos y comienza a caminar de verdad. No desperdicies tus dones. Sirve seriamente y deja toda la carne en el asador. Y, "Dios que ve en lo secreto, te recompensará".
Hasta el jueves que viene.