La Inteligencia Artificial ha venido para quedarse
Estamos ante un boom de la AI. Es un hecho. Desde el lanzamiento de ChatGPT parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo en crear herramientas que tengan la Inteligencia Artificial integrada en sus aplicaciones y plataformas. ¡Cada día hay más y más! A algunos les encanta, a otros les siembra miedo y a unos cuantos nos hace pensar.
Hace unos días me conecté a mi Instagram y comencé a leer posts de hermanos católicos que tachaban la AI como algo que venía del demonio, bajo el argumento de que era un avance tecnológico que deshumanizaba. No digo lo contrario. Si nos fijamos solamente en lo exterior, por supuesto puede asustar. Pero de ahí, a satanizarlo todo, me parece un poco fuera de lugar.
Ninguna tecnología es mala en sí misma. El problema viene del uso que uno le pueda dar. Cuando se inventó Internet, dudo mucho que sus creadores tuvieran como objetivo abrir miles de páginas de contenido pornográfico. Yo creo que mirarían más todas las ventajas comunicativas que aquel invento iba a ofrecer. Tal es así, que a día de hoy todos usamos Internet cada día durante horas; ya sea para buscar información, realizar compras o sencillamente para chatear por WhatsApp con nuestros seres queridos. Y por ello, ¿es malo Internet? Creo que el verdadero problema no reside en una tecnología u otra, sino en las personas. Pero no podemos por ello satanizarlo todo. Creo que es un error. Un error que en la Iglesia solemos cometer mucho.
La Iglesia fue pionera en el arte. Lo fue también en el campo de la enseñanza inventando universidades. Sin embargo, llegó Internet y nos asustamos. Pensábamos que sería una moda que terminaría en algún momento. ¿Resultado? Que nos hemos quedado muy atrás. Recién ahora comenzamos a darnos cuenta que hoy en día casi todo el mundo está en Internet. Que los jóvenes están en la red. Y que si quieres acercarlos al Señor, no te queda otra que tener una buena presencia online. Es así. No es algo que yo me haya inventado.
No debemos tener miedo a las nuevas tecnologías. Aprendamos a ver todas las oportunidades que nos brindan para sacarles el máximo provecho y usarlas para anunciar el mensaje de Cristo. Dejemos de dar tanto protagonismo al demonio y recordemos que es el Señor quien hace posibles todas las cosas. Y nos guste o no, la AI ha venido para quedarse.
Hasta el jueves que viene.